Hombre espiritual, hombre completo

 

Sin querer parafrasear a Malraux, se puede afirmar que, en los tiempos venideros, el hombre será espiritual o ya no será, lo espiritual que, hasta entonces, le había faltado, será su salvavidas en el naufragio de su existencia humana.  Si él sabe aprovecharlo, llegará a ser el hombre completo en todas sus dimensiones, y lo espiritual, con lo que él deberá contar, le abrirá horizontes insospechados que lo atraerán hacia la fuente de toda vida afín de fortalecer en ella la suya, en la conciencia de la existencia de Dios.  Es ahí que él sentirá esta necesidad de hacer un pacto con Él, de unirse a los demás seres, obligados ellos también, para sobrevivir, a acceder a lo espiritual donde ellos tomarán consciencia de la eternidad de la vida, y de la de su espíritu.  Esta revolución individual y colectiva, moral y cívica, una vez reconocida como el único remedio a la decadencia del mundo, conducirá a la humanidad a una cierta nivelación.  Por la parte superior, esta vez, pues la decisión de todos nacerá de una libre escogencia del corazón y del espíritu aclarados y purificados, los cuales condicionarán los comportamientos humanos.  A pesar de algunas diferencias de forma, que aumentarán la armonía del conjunto, todos mirarán hacia la misma dirección, con excepción de algunos refractarios empedernidos que preferirán morir antes que optar por un modo de vida basado en lo espiritual, que ellos juzgarán irrisorio e imposible de vivir. 

 

En cuando a aquellos que siguen tal vía, la mayoría se regocijarán por este levantamiento general del cual ellos fueron los pioneros.  Algunos verán desde arriba, ahí donde lo invisible y lo visible se juntan en esta noción de permanencia y de eternidad que Dios depositó en cada uno de nosotros.  Es a esta nueva vida, por un mundo nuevo, que el Maestro invita y prepara a los seres sinceros.  Con todo Su amor, Él les muestra a los hombres la urgencia de curarse de sus defectos y de cultivar Sus virtudes, afín de fortalecerse y de estar listo para toda eventualidad.  Así, bajo Su consejo, ellos se habrán adelantado y serán capaces de ayudar a sus contemporáneos a hacer el paso que ya ellos dieron – y que los restablecerá en su dignidad y su destino de hijos de Dios.  Si, el hombre será espiritual o ya no será, pues el se encaminará hacia la fase final de su degradación moral y física, por haber vivido según su buen placer y haber querido satisfacer su animalidad, su egoísmo y su orgullo, en lugar de dominarlos, de liberarse de sus trabas y de volver a Dios, hacia una felicidad presente y eterna, vivida al abrigo de Sus leyes de sabiduría y de amor.